viernes, 7 de julio de 2017

TRES ARTÍCULOS DE ACTUALIDAD SOBRE EL ACUERDO

Resultado de imagen para NON POSSUMUS FELLAY FRANCISCO


NOTA: LOS COMENTARIOS EN COLOR ROJO HAN SIDO AÑADIDOS POR NON POSSUMUS.


FSSPX/ACTUALIDAD
La carta del Cardenal Müller y su no renovación como prefecto de la CDF
Dos eventos marcaron el inicio del verano en Roma: una carta del cardenal Gerhard Müller a Monseñor Bernard Fellay y su reemplazo como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) por el arzobispo Luis Francisco Ladaria Ferrer.
El 26 de junio del 2017, Müller impuso nuevamente la Declaración Doctrinal del 2012
El 26 de junio de 2017, Monseñor Bernard Fellay, superior general de la FSSPX, recibió una carta del cardenal Gerhard Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con fecha del 6 de enero de este año, en la que el prelado alemán - con la aprobación del papa Francisco - enunció las condiciones necesarias para una declaración doctrinal, prerequisito indispensable para cualquier tipo de reconocimiento canónico de la Fraternidad. Las condiciones son tres:
"1) Es necesario exigir a los miembros de la FSSPX adherirse a la nueva fórmula de la Professio fidei de 1988. En consecuencia, ya no es suficiente con que pronuncien la Professio fidei de 1962.
2) El nuevo texto de la Declaración Doctrinal debe incluir un párrafo en el que los signatarios declaren explícitamente su aceptación de las enseñanzas del Concilio Vaticano II y de aquellas del período post-conciliar, al otorgar a esas declaraciones doctrinales el grado de adhesión que les es debido.
3) Los miembros de la FSSPX no solamente deben reconocer la validez, sino también la legitimidad del rito de la Santa Misa y de los sacramentos, de acuerdo con los libros litúrgicos promulgados después del Concilio Vaticano II."
El 30 de junio, Monseñor Fellay envió esta carta a todos los sacerdotes de la Fraternidad, con la siguiente observación: "Nos encontramos nuevamente en una situación similar a la del 2012. Aunque Monseñor Pozzo, secretario de la Comisión Ecclesia Dei, haya empleado un lenguaje muy diferente el pasado mes de marzo respecto al criterio de catolicidad que se nos exigiría."
Más adelante, recordó su declaración dada al final de la reunión con los superiores mayores de la Fraternidad en Anzère, Suiza, el 28 de junio del 2016:
La Fraternidad Sacerdotal San Pío X no busca por encima de todo un reconocimiento canónico, al cual tiene derecho porque es católica. La solución no es simplemente jurídica. Depende de una cuestión doctrinal que es indispensable expresar... La Divina Providencia no abandona a su Iglesia, de la cual el papa - vicario de Jesucristo - es su cabeza. Es por esto que una señal incuestionable de esta restauración será el deseo expreso del Supremo Pontífice de conceder los medios con los cuales restablecer el orden del sacerdocio, de la fe y de la Tradición, que además es la garantía de la unidad necesaria de la familia de la Tradición. 
Esta carta del cardenal Müller no es ninguna sorpresa para aquellos que han seguido de cerca las complicadas relaciones entre la Fraternidad y Roma. Desde el 8 de octubre del 2016, durante una conferencia dada en Port-Marly, Francia, Monseñor Fellay hizo hincapié en la contradicción entre los comentarios hechos por el cardenal Müller y los de Monseñor Pozzo:
De pronto nos dicen que el contenido del Concilio no es dogmático, en otras palabras, que ninguna de las Declaraciones es necesaria para ser católicos, según Monseñor Pozzo. ¿Qué signifca esto? 'No están obligados a estar de acuerdo para ser católicos.'... De hecho, Monseñor Pozzo dio varias entrevistas al respecto. Hice mención de la del mes de abril (La Croix, abril, 7, 2016), luego vinieron las entrevistas de julio (Zenit, julio, 4, 2016 y Christ und Welt, julio, 28, 2016). Entre estas dos fechas, en junio, su superior, el cardenal Müller, dijo lo contrario (Herder Korrespondenz, junio, 2016)... El cardenal Müller insitió en el tema, diciendo: '¡No, la Fraternidad debe aceptar el Concilio!' Incluso habló sobre la adhesión sin restricciones al ecumenismo. Pero no sólo eso... habla sobre la liturgia, sobre la libertad religiosa. Y luego, en julio, su subordinado repite lo contrario. ¡Qué confusión! ¿A quién debemos creer? 
Por su parte, el papa, declaró en una entrevista con La Croix (mayo, 16, 2016), que antes de cualquier solución canónica para la Fraternidad, era necesario tener "un acuerdo fundamental con ellos. El Concilio Vaticano II es importante." Esto significa que es un prerequisito un documento doctrinal. Más recientemente, durante su viaje de regreso de Fátima, el 13 de mayo del 2017, el Supremo Pontífice respondió a los periodistas en el avión: "La feria quarta de la Congregación para la Doctrina de la Fe... su reunión - le llaman feria quarta porque se lleva a cabo los miércoles - analizó un documento, y ese documento no ha llegado a mis manos. Yo lo analizaré." En otras palabras, una vez más, quedaba claro que era necesaria una declaración doctrinal, antes de cualquier reconocimiento canónico. (Ver El Papa habla sobre las relaciones entre Roma y la FSSPX) Pero, ¿cuál debe ser el contenido exacto de esa declaración? ¿Los términos impuestos por el cardenal Müller o aquellos propuestos por Monseñor Pozzo?
Desde el 2 de julio, el cardenal Müller ya no es prefecto de la CDF
Algo que resultó verdaderamente sorprendente fue la no renovación del cargo del cardenal Müller. Luego de cinco años como cabeza de la CDF, el papa Francisco decidió no renovar su mandato, el cual finalizó el 2 de julio del 2017. El Supremo Pontífice nombró al nuevo sucesor, Monseñor Luis Francisco Ladaria Ferrer, un jesuita español, quien había sido secretario de la CDF desde el 2008.
Según un reporte de InfoCatho, con fecha del 1 de julio, esta decisión "forma parte de un contexto crucial y delicado. El cardenal Müller declaró públicamente su negación a interpretar Amoris Laetitia desde una perspectiva de discontinuidad con el Magisterio romano. Hay quienes opinan que ésta fue la razón de su no renovación."
Como publicó Zenit el 1 de julio: "Su partida antes de la edad canónica de retiro ha ocasionado que muchas plumas comiencen a escribir al respecto, ya que todos los prefectos anteriores a él habían permanecido en el cargo, por lo menos hasta llegar a los 75 años de edad." Y continuó, aventurándose a proporcionar una nueva explicación: "Esta acción también tiene lugar después de algunos meses de la renuncia de la irlandesa Marie Collins de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores (CPPM)." En su carta de renuncia dirigida al papa, Marie Collins denunció "la falta de cooperación, particularmente de parte del dicasterio más involucrado con el tema del abuso sexual" calificándola de "vergonzosa". Se lamentó por los constantes "obstáculos" debidos a la "resistencia" de "algunos miembros de la Curia." Zenit escribe al respecto: "Algunos, leyendo entre líneas, vieron en todo esto una crítica hacia la terrible burocracia de la CDF."
Sin importar las teorías sobre las razones de la partida del cardenal Müller, podemos observar que el papa no creyó necesario mantenerlo en su cargo para llevar a una conclusión exitosa la decisión de regresar a la Fraternidad a la Declaración Doctrinal del 2012. Teniendo en cuenta lo anterior, lo único que resta es hacerse varias preguntas:
¿Acaso al manifestar abiertamente un punto de vista distinto al de su superior jerárquico respecto al "criterio de la catolicidad", Monseñor Pozzo estaba actuando motu proprio [por su cuenta], o sabía que estaba respaldado por alguien de un rango mayor al del cardenal Müller? ¿Cuál es su futuro en la Comisión Ecclesia Dei?
¿Cuál será el papel del arzobispo Ladaria, un jesuita español con una personalidad mucho menos activa que la del cardenal alemán? Tendiendo más a la obediencia por ser un miembro de la Compañía de Jesús, el prelado se describe como un "conservador moderado". Como cabeza de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ¿ejercerá una influencia moderadamente conservadora?
Frente a estas preguntas, aquellos con un espíritu pitónico (Hechos 16:16) comenzarán a hacer predicciones. Por nuestra parte, nos contentaremos con esperar a los hechos y observar sus efectos [y con aceptar que Roma apóstata siga jugando con nosotros al juego de la oca, como dijo Monseñor Fellay]

_____________________


EL PAPA, EL CARD. MÜLLER Y LA FSSPX
Jean Marie Vaas para Riposte Catholique
La carta del Cardenal Müller, antiguo prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, ha suscitado ciertos comentarios. Esta carta del prefecto emérito puede sorprender en la medida en que sus exigencias rompen con la ausencia de condiciones requeridas por Francisco a la FSSPX estos últimos años. Sin el contexto, ésta puede aparecer como una negativa rotunda por parte de la Santa Sede, cansada por la indecisión de la FSSPX.
Sin embargo, no hay que perder de vista ciertos elementos:
-La carta fue escrita por un prefecto saliente, cuya partida tiene apariencias de destitución. Sus relaciones con el actual pontífice no debían probablemente conducirlo a servir una política que él nunca compartió verdaderamente. Siendo todavía obispo de Ratisbona, él deseaba condenar otra vez a la Fraternidad cuando sus obispos habían sido liberados de la sanción que pesaba sobre ellos desde 1988. Esto fue en 2009, y nadie lo recuerda hoy en día… A continuación, como buen ratzingeriano, el Card. Müller deseaba a toda costa imponer el reconocimiento del concilio como condición, y esto a diferencia del mismo papa Francisco. Por otra parte, el proceso de radicalización estival se ha vuelto un clásico en los pasillos romanos antes de la partida de alguien importante (como la de Benedicto XVI) o antes de las vacaciones en julio. Esto ya sucedió en 2008 o en 2012.
-El hecho de que la unanimidad de los cardenales reunidos en la Feria quarta haya aprobado esta carta, no dice gran cosa. Éstos últimos hubieran igualmente desaprobado los textos pontificios sobre las confesiones y los matrimonios de la FSSPX. Pero todos no tienen las gracias del sucesor de Pedro que se beneficia forzosamente de luces particulares. A menos de ya no creer definitivamente en las promesas conferidas por Nuestro Señor al primer apóstol y a sus sucesores.
-El papa no pierde nada dejando al cardenal expresar su propia posición. Al tiempo que deja a la Fraternidad considerar en el curso del verano la inquietante situación que provocaría el fin de las relaciones con Roma, él concede una última voluntad al condenado Müller. Esto permitirá a Francisco reactivar el expediente de las relaciones con la FSSPX sobre nuevas bases en septiembre, y ésta última pedirá lógicamente regresar a los textos favorables previstos estos últimos meses por Francisco. A este respecto, no hay que olvidar que últimamente, es Mons. Pozzo quien estaba a cargo del expediente de común acuerdo con el pontífice, mientras que el cardenal Müller desempeñaba un papel puramente administrativo. Es del dominio público que el cardenal Müller no parecía muy favorable con la perspectiva de una reintegración.
-Los “resistentes” de la FSSPX piensan que fue la reciente insumisión de los decanos en el seno de su comunidad que contribuyó a impresionar a Roma [¿?]. Este inocente comentario nos hace pensar en el gallo de Chantecler, persuadido que era su propio canto matutino que conseguía que saliera el sol. Las oposiciones de los enemigos de la Iglesia son bastante más importantes a los ojos de Roma, que los cambios de algunos sacerdotes a los cuales Roma está acostumbrada desde hace rato (Mons. Williamson, Avrillé, la veintena de sacerdotes que salieron estos últimos años, etc.)
Pase lo que pase, el papado ya ha ido demasiado lejos como para poner fin sin previo aviso a la regularización. Todos los sacramentos de la FSSPX han sido validados por Francisco unos después de otros. Las sanciones fueron retiradas. La Fraternidad ya está casi regularizada. Francisco sigue siendo el dueño del calendario [y no sólo de eso, sino que el demoledor Francisco es dueño indiscutido de toda la iniciativa en el proceso de regularización de la Fraternidad. La FSSPX, por el contrario, se limita a reaccionar ante Roma, agradeciendo los regalos griegos de Francisco, moderando excesivamente las críticas a los liberales y herejes que ocupan la Iglesia, y debilitándose cada vez más ante los destructores de la fe]


____________________________

EL PAPA FRANCISCO REFLEXIONA SOBRE EL FUTURO DEL MOTU PROPRIO
Nicolas Senèze, enviado especial permanente en Roma, para La Croix.
El papa, que está consciente de las tensiones que puede acarrear la posibilidad para los sacerdotes de escoger su rito, podría aprovechar el acuerdo con los lefebvristas para reservar el antiguo rito solamente a su prelatura personal.
En los pasillos del Vaticano, Summorum Pontificum ya no es verdaderamente un texto de actualidad. Más importantes parecen ser hoy las discusiones con la Fraternidad sacerdotal San Pío X (FSSPX) para quien el texto de Benedicto XVI no fue forzosamente una buena noticia: saliendo del debate de la cuestión litúrgica, el papa alemán permitió en efecto ir al fondo de los desacuerdos teológicos.
Según la Comisión “Ecclesia Dei”, encargada en Roma del diálogo con la FSSPX, estos desacuerdos hoy estarían allanados. Solo falta la firma de Mons. Bernard Fellay bajo el documento enviado hace ya varios años [texto necesariamente traidor, lleno de ambigüedades y concesiones inaceptables]. “Si ellos no firman, son realmente muy estúpidos, pues se les hizo un puente de oro”, comenta un observador que leyó el texto. El superior general de la FSSPX debería firmar después de haber convencido a los más recalcitrantes en el seno de la Fraternidad. Y probablemente antes del verano de 2018, fecha del próximo capítulo general en el curso del cual su mandato será puesto en juego. Ser nombrado de por vida a la cabeza de una prelatura le evitaría una reelección complicada.
El sacerdote no debe escoger su rito
Para Francisco, se trata por principio de un gesto de unidad: partidario de una “diversidad reconciliada” y no de una Iglesia uniforme, está persuadido que, desde el momento en que la FSSPX se dice católica, ella tiene su allí su lugar. Falta saber si los lefebvristas encontrarán su lugar en la Iglesia plural de Francisco. “¿Qué harán los obispos en las diócesis con la prelatura lefebvrista frente a ellos?” pregunta un observador.
Especialista en liturgia, el teólogo Andrea Grillo recuerda por otra parte, cómo en su tiempo Summorum Pontificum puso a los obispos en dificultades, tomados de repente entre los sacerdotes escogiendo el antiguo rito y una Comisión Ecclesia Dei teniendo una lectura muy amplia del texto. “Al introducir la elección subjetiva del rito por el sacerdote, el motu proprio fragilizó la unidad litúrgica de la Iglesia y creó a veces Iglesias paralelas hasta en las parroquias. Esta es una ruptura de la tradición”, considera él.
Este hombre cercano al papa recuerda que, siendo arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Bergoglio pidió a un sacerdote más bien adversario de la forma extraordinaria, el celebrar para los fieles tradicionalistas. Justamente para subrayar que el sacerdote no debe elegir su rito.
 “El ordinario no está allí”
Porque al mismo tiempo, el papa argentino comparte con su predecesor una visión muy pragmática del antiguo rito. Como Benedicto XVI hablaba del “pequeño círculo de aquellos que utilizan el antiguo misal”, Francisco considera que su predecesor“realizó un gesto magnánimo para ir al encuentro de una cierta mentalidad de algunos grupos y personas nostálgicas que se habían alejado” (1). Pero él considera que se trata verdaderamente de una “excepción” y que “el ordinario de la Iglesia no está allí”.“Vaticano II y Sacrosanctum Concilium deben ser promovidos tal cual son”, afirmó el papa que rechaza toda idea de “reforma de la reforma”.
Según Andrea Grillo, Francisco consideraría incluso, a cierto plazo, abolir Summorum Pontificum, a partir del momento en que el antiguo rito estaría preservado en el seno de la prelatura personal ofrecida a la FSSPX [¿otro regalo griego de Francisco a la Fraternidad?]. “Pero esto no sucederá mientras Benedicto XVI esté con vida” previene enseguida.
Mientras tanto, este papa para quien las peticiones de algunos “demasiado jóvenes para haber conocido la liturgia preconciliar”, esconden una “rigidez defensiva”, se prepara para empezar un nuevo ciclo de catequesis del miércoles, justamente sobre la liturgia. "Esto muestra su voluntad de tomar en serio este tema, afirma Andrea Grillo. Pero será la ocasión para él de hablar más del contenido de la liturgia que de su forma y las rúbricas".

(1) Entrevista con el P. Antonio Spadaro en introducción de Nei tuoi occhi è la mia parola, Rizzoli, 2016.